La bioarquitectura es nuestra elección sostenible
«No debemos destruir cada viejo muro, cada división, cada casa donde el tiempo ha dejado su huella histórica. Su desaparición borraría para siempre un pasado lleno de significado y de sabiduría aprendida de siglos de observación de las condiciones climáticas, la latitud, el viento y la luz de un paisaje increíble, que determinaban un resultado, una forma de implementación que no se puede improvisar en poco tiempo».
Cesar Manrique
Reparar en lugar de desechar
Hoy en día se desechan viejas herramientas de madera para comprarlas de plástico, se demuelen muros de piedra para reconstruirlos con cemento, se reemplaza la cal por materiales químicos.
Al hacer esto, acumulamos desperdicios, pero sobre todo borramos el trabajo y la memoria de aquellos que construyeron con un esfuerzo infinito y una dignidad igual, auténticas obras maestras de arquitectura sostenible.
Estas construcciones deben ser valoradas, amadas y preservadas, definitivamente no abandonadas.
Revivir el pasado: Elegir la bioarquitectura y la ecoconstrucción
Volver al pasado, copiar técnicas de bioconstrucción y ecoconstrucción es una buena manera de proteger el medio ambiente, valorando antiguas y nobles formas de arquitectura, que además son mucho más eficientes que muchas técnicas modernas.
Aprender del mejor de los maestros
Cesar Manrique era un hombre iluminado, un visionario, un auténtico genio.
Sus palabras nos acompañan todos los días, nos señalan el camino, nos dan coraje y nos ayudan a fortalecer nuestra misión: recuperar una antigua casa y desarrollar un turismo sostenible a través de la creación de Alma Calma Hotel Rural.
Ciertamente, esta no es la opción más rápida y económica, pero es la única en armonía con nuestros valores humanos, por lo tanto, es la única posible.